Llega el veranito y todo se ralentiza, incluyendo mi capacidad de reflexión y/o discernimiento. De ahí, la lectura sin pretensiones culturetas que me estoy metiendo en vena, siempre con alguna relación metalo-numismática:
1- La plata de Britania de Lindsey Davis. Siendo como soy defensor a ultranza de este lunar metal, unido a que el detective Falco siempre tiene puntos de vista interesantes el librillo ( por su extensión) no está mal. Vespasiano y la Roma Imperial de fondo + inflación, robo al estado y triquiñuelas diversas hacen fácil su lectura.
2- 1212 Las Navas de Francisco Rivas. Reconquista en estado puro. Libro perfectamente prescindible. Al menos nos descubre el origen de las cadenas en el escudo de Navarra al ser Sancho II de Navarra y sus hombres los que rompieron las cadenas de defensa en torno a Al-Nasir. Alfonso VIII de Castilla ordenará en las monedas emitidas tras la batalla, aunque también antes existió, la inclusión de un castillo en el reverso. Calatrava, Alarcos,…
3- El Anticuario de Julián Sánchez. Menos relación con las monedas pero con datos interesantes sobre las sefirot, cábala, el árbol de la vida y la Piedra de Dios. El más largo y a ratos aburrido de los tres pero va hilando diversos aspectos de la trama con cierta elegancia. Final previsible para los aficionados a Agatha Christie. Detalles sobre subastas extrapolables a las numismáticas…y es que siempre la pela es la pela.
De las Monedas Hispano-Cristianas de Aloiss Heiss y del Duro de Adolfo Herrera, entre otros, hablaremos ya en otoño, cuando los rigores térmicos se suavicen, aunque a ratos sigo con España y el mar en el siglo de Carlos III.